El pronto reconocimiento en buena parte de España de la vida y obra de Bernardino de Obregón influyó en la decisión tomada por los hermanos de la Congregación de enfermeros de iniciar los trámites necesarios para poner en marcha la causa de beatificación.
El procedimiento seguido constó de varias fases, encaminadas a la difusión de su vida y a engrandecer su obra:
1) Expansión de su obra reformadora de la Enfermería española. Con la fundación sistemática de nuevos hospitales y la reforma de otros existentes. La formación de enfermeros según la visión que sobre la prestación de cuidados tuvo y enseñó Bernardino.
2) La difusión de su vida y su obra con la elaboración de una serie de tratados científicos ("Instrucción de Enfermeros"), textos normativos (impresión de las reglas de la Congregación) y obras biográficas que consolidaran y proyectaran su figura.
Hitos históricos de la Causa.
Con estos proyectos en marcha, hacia 1618 se recogen los primeros testimonios escritos de personas que conocieron y trataron al Fundador y que fueron el punto de partida para la definitiva puesta en marcha de la Causa de Beatificación, que se inicia con todas las aprobaciones eclesiásticas el 11 de octubre de 1630, siendo concluido el 5 de julio de 1633.
El 3 de septiembre de 1634 el Trasunto llegó a Roma y fue presentado a la Congregación de Ritos, la cual acordó el nombramiento de peritos para que lo trasladasen al italiano o latín, designando Promotor de la Fe al Cardenal Burghesio y encomendándole que procediera como fuere menester en derecho.
El 7 de enero de 1637, con el ánimo de acelerar en lo posible los trámites de la Causa, y siguiendo la costumbre de la época, el Corregidor y el Ayuntamiento de Madrid, así como la representación de la Nobleza de Madrid, solicitan de Su Santidad “tenga efecto la piadosa proposición de la beatificación del Venerable Padre Bernardino de Obregón y (...) nos haga gracia (...) de conceder su Breve y Letras Apostólicas en la forma ordinaria para que tenga cumplido efecto la dicha beatificación.” En la propia fecha se solicita al Cardenal Infante que apoye esta solicitud.
Desde entonces -según el testimonio de algunos autores- parece que el procedimiento se detuvo por “la aglomeración de más de un centenar de causas que entonces se promovían, los gastos, las guerras funestas del siglo XVII y algo de incuria”. Mas, sea de ello lo que fuere, está documentado que en el año de 1778 la Congregación de los Obregones intentó poner de nuevo en marcha el proceso de beatificación de su fundador, a cuyo efecto el Ministro General de la Congregación, Hermano José de San Antonio de Padua, emprendió las gestiones necesarias al respecto, enviando a Roma a un miembro de tal Congregación para que “tenga la bondad de averiguar el mencionado curso y actual estado de la citada causa y coste que pueda tener para finalizarla”.
La respuesta obtenida por el enviado se produjo en el sentido de que la causa de canonización todavía no estaba introducida, pero que el proceso se encontraba en el Archivo de San Pedro y que para introducirlo era preciso nombrar un Postulador con los poderes convenientes, como el que se había nombrado en 1631, y efectuar los gastos indispensables, exigencias estrictamente formales, no de fondo, que la postuladora que suscribe ignora de momento si llegaron a ser cumplimentadas, aunque posiblemente no lo fueran por razones puramente económicas, las que, en definitiva, pudieran haber comportado la desaparición de la Congregación de los Hermanos Obregones, que se produjo muy pocos años después.
Desde entonces no se han vuelto a tener noticias del proceso de
beatificación del Siervo de Dios Bernardino de Obregón. Sí se
sabe que dicho proceso, con la sigla “Congr.Dei Riti, N. 3158, se
encuentra en el Archivo Secreto Vaticano, integrado en un
volumen que, sin tapas -que seguramente las tuvo- consta de
224 folios, escritos por ambas caras, de papel muy fino, y en la
portada del cual se lee: “Ynformaciones del Benerable Hernano
Bernardino de Obregón fundador del hospital general de la Villa de
Madrid. 1636”.
Cabe también contemplar la posibilidad de que el curso del
proceso quedara detenido en consecuencia del “Breve Caelestis
Hierusalem cives” de 5 de julio de 1634, cuyo vigor declaró el
Papa Urbano VIII, en virtud del cual, por una parte, para
emprender un proceso de canonización era menester que le
precediera un proceso canónico “sul non culto”, que, aunque se
atisbó en las actuaciones, no se hizo de modo formal en el caso a
que nos referimos; y por otra, no cabía proceder “ad effectum
canizationis” antes de que hubieran pasado cincuenta años de la
muerte del Siervo de Dios, circunstancia que tampoco concurría
en el proceso de canonización de Bernardino de Obregón
cuando se trató de introducirlo, pues había fallecido en 1599.
A finales del siglo XVIII y gran parte del XIX la Congregación de los Siervos de los Pobres entra en una lenta decadencia que conocerá su fin en la segunda mitad de esta centuria, cuando la congregación queda definitvamente extinguida (Datos extraídos de "Historia del IV Centenario de la muerte del Venerable Bernardino de Obregón. 1599-1999"), CD elaborado por la Real e Ilustre Cofradía Sacramental de Santa María y del Hospital General de esta Villa en abril de 2009 con documentación referente a la Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios.
La vida y la obra de Bernardino de Obregón y sus hermanos enfermeros, las grandes aportaciones que hicieron a la modernización de la Enfermería española y su proyección por el mundo son olvidadas y sustituidas por los aires venidos del mundo anglosajón. Sin embargo, la Enfermería española siguió bebiendo de una antigua y sabia tradición del cuidar que elevaron hasta altos nieveles enfermeros como los hermanos de Bernardino de Obregón y de San Juan de Dios, a quienes debemos el desarrollo y aplicación en los hospitales de los conceptos de higiene, alimentación, termorregulación y asistencia espiritual y psicológicas a los enfermos en el tránsito de la muerte.
Por todo ello, Bernardino de Obregón y sus hermanos enfermeros merecen ocupar en nuestra memoria un lugar destacado.
Los cuidados espirituales y psicológicos ocuparon un lugar de primera importancia en los cuidados prestados por los enfermeros obregones, de ahí que elaboraran un tratado para formar a los hermanos en esta delicada tarea.
|
Cinco impresiones se conocen de este tratado de enfermería compuesto por la Congregación de los enfermeros Obregones. Durante los siglos XVII, XVIII y comienzos del XIX, la obra fue un referente fundamental en la formación de los cuidadores españoles y de otras partes del mundo.
1608. Elaboración de primeros borradores para la biografía del Fundador.
Durante tres siglos, la obra de Bernardino de Obregón fue conocida y admirada. Su reforma de la Enfermería no sólo se aplicó en España, sino también en América y otros lugares de Europa. El tratado de Enfermería que dejó muy avanzado y que completaron e imprimieron sus sucesores ("Instrucción de Enfermeros") circuló a través de sus cinco ediciones durante más de dos siglos y medio.
Su vida fue difundida y conocida a través de las biografías que salieron de la imprenta entre los siglos XVII y XVIII.
-Recopilación de los textos producidos por Bernardino de Obregón durante su vida.
- Recogida de la documentación alusiva a la vida y obra del Fundador.
- Localización y estudio de fondos documentales y bibliográficos que sean testimonio de su lucha y entrega por la asistencia a los pobres enfermos y la mejora de la profesión enfermera.
"Historia del IV Centenario de la muerte del Venerable Bernardino de Obregón. 1599-1999"). CD elaborado por la Real e Ilustre Cofradía Sacramental de Santa María y del Hospital General de esta Villa en abril de 2009 con documentación referente a la Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios.